LOS GRUPOS PEQUEÑOS, CLAVES PARA CRECIMIENTO DE LA IGLESIA
Al reflejar en su niñez o juventud, ¿Quién era su persona favorita y más
admirada? ¿Recuerda la forma en que le hicieron sentir? ¿Alguna vez le
escogieron para ir en una salida especial con ellos o quizá una vacación, o
compartir un almuerzo?
La experiencia de ser elegido para pasar tiempo con alguien especial es
probablemente algo destacado que no fácilmente olvidamos. Quizá no recordemos el evento, sin embargo,
no olvidaremos el intercambio personal, los momentos compartidos en la relación
y los puntos de vista aprendidos que pudimos haber obtenido e
intercambiado.
Hablando de Jesús, Marcos comparte con nosotros “Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran”
(Marcos 3:14.) ¿Cómo se hubiera sentido si usted habría sido uno de los pocos
que Jesús había invitado a estar con Él?
Demos un vistazo a lo que aparenta ser uno de las primeras invitaciones
extendidas a dos de los discípulos de Juan el bautista por Jesús. Juan el
apóstol describe de una manera adecuada este encuentro y sus primeras
impresiones con lo siguiente,
“Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus
discípulos. Al ver a Jesús que pasaba
por ahí, dijo: ¡Aquí tienen al Cordero de Dios! Cuando los dos discípulos le
oyeron decir esto, siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían,
les preguntó: ¿Qué buscan?—Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro.)
Vengan a ver —les contestó Jesús. Ellos
fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él.”(Juan
1:35-39)
Los primeros discípulos como buscadores fueron invitados por Jesús a “venir y ver” en respuesta a su
pregunta. Consecuentemente, antes de
mencionar las palabras “sígueme”, Jesús permitió a los discípulos a pasar el
día con Él y permitió que ésta ocasión llegará a ser una oportunidad para ellos
de verificar su identidad, y sus primeras impresiones.
Al progresar a través del ministerio inicial de Jesús, Lucas nos cuenta
acerca del proceso que Jesús utilizó en la selección de sus discípulos. “Por
aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración
a Dios. Al llegar la mañana,
llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que nombró apóstoles”.
(Lucas 6:12,13)
Tradicionalmente, un discípulo aspirante se informaba e investigaba al
maestro o rabí y luego escogía con quien él quisiera formar una relación de
discipulado. Sin embargo, fue Jesús como
Maestro que después de pasar una noche en oración escogió e hizo la selección
de quienes serian sus discípulos. Así
pues, el llamado al discipulado fue en los términos de Jesús. Este es un principio integral del
discipulado.
Detengámonos y consideremos cuan critico la selección de estos doce
hombre fue para Jesús. Como su líder con
un objetivo en mente, estos hombres comunes fueron llamados a pasar tres años
de sus vidas “estando” con Jesús y como
resultado llegar a conocer profundamente Su persona y misión para que lo
pudieran llevar a cabo, después de Su regreso al Padre.
Jesús demostró que tomaría esta clase de relación para desarrollar
discípulos maduros que pudieran trascender su ministerio terrenal y llevar a
cabo la obra de Su reino. Su vida y
misión solamente podría ser internalizada en las vidas de sus discípulos
al “aproximarse a propósito” consigo
mismo. Este fue el método elegido por Jesús para estos primeros discípulos de
ser “auto – iniciadores, reproductores y
verdaderos seguidores devotos de Jesús”. [1](Greg
Ogden, Transforming Discipleship)
Algunos podrían haber visto y hecho la pregunta, ¿Por qué no permitir a
las multitudes crecer y Su popularidad llegar a ser un movimiento masivo?
¿Acaso no es esto lo que era necesario para llevar el mensaje del evangelio a
los confines de la tierra? ¿Acaso Jesús
no quiso hacer muchos discípulos?
¿Ha sido parte de un gran grupo o multitud? ¿Alguna vez ha asistido a
una gran conferencia donde ha visto al
predicador desde lejos?
Las escrituras parecen indicar que Jesús en su selección de pocos
discípulos considero el resultado. Como
podemos ver, hay dos esenciales para seguir a Jesús: el costo y el compromiso,
“ninguno de los dos puede ocurrir en al anonimato de las multitudes… el
discipulado es fundamentalmente un proceso relacional”. (Ogden)
Esto atrae nuestra atención a los programas que muchas iglesias emplean
en ‘hacer discípulos’. El ejemplo
viviente de Jesús definió que ‘acompáñenme’ significaba un discipulado que
requiere atención personal y tiempo. “Los discípulos no pueden ser producidos
por volumen. No podemos depositar a las
personas en un programa y ver discípulos emerger al final de la línea de
producción”. (Ogden)
AUTORA: María Ovando-Gibson, Ph.D.
[1] Las obras del Dr. Ogden’s Transforming Discipleship: Making Disciples a Few at a Time and Discipleship Essentials son
contribuciones significativas para el discipulado individual y para la
iglesia. Mis estudiantes previos y
pastores que han implementado el discipulado bíblico han experimentado la
transformación en sus vidas, el ministerio y las iglesias mientras han
participado en el proceso de hacer y desarrollar discípulos. Por lo demás, consideraremos este proceso de
discipulado del pastor en estas lecturas mientras consideramos la visión de
Jesús y la práctica del ministerio del discipulado.
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